Título: Dejad a los niños Título original: Suffer the children Autor: John Saul Género: Suspenso, Terror Páginas: 390 Año de publicación: 1977 |
Sinopsis
"¡Niños no se acerquen al embarcadero!" Durante generaciones la familia Conger repitió estas instrucciones a sus hijos. Siempre vivieron en Port Arbello cerca de los peligrosos arrecifes de Congers Point. Cien años antes, Jack Conger y su hija Beth habían desaparecido allí. Se rumoreaba que Jack se había anzado al mar desde esos roqueríos. De su hija nunca se supo. Todo lo que quedó fueron rumores sobre una maldición familiar. Ahora estamos nuevamente en Port Arbello, hay un nuevo Jack Conger, que vive con Rose, su mujer, y sus hijas Elizabeth y Sarah. Pero todavía está la sombra de Beth.
Reseña
Si me leen de hace tiempo quizás les suene este libro que he mencionado varias veces en TTTs, tags, etc. Porque los traumas literarios son así, me gusta contagiarlos y mencionarlos siempre que vienen a colación. Y Dejad a los niños fue un gran trauma cuando lo leí, y con esta relectura siguió dejándome un poco traumada al finalizarlo. La relectura fue en parte para acompañarla a Celes, en la lectura y en el trauma, así que les dejo la reseña suya si la quieren pispear.
Dejad a los niños comienza con un prólogo de hace cien años contándonos un acontecimiento realmente perturbador que deja marcada a la familia Conger para siempre.
El día de hoy, los Conger siguen siendo una de las familias prestigiosas de Port Arbello, viven en una casona al final de Punta Conger, cerca del acantilado y frente a un bosque. Los Conger que quedan son John, su esposa Rose y sus hijas Elizabeth y Sarah.
La familia ha venido acarreando una especie de maldición y dejó de ser tan adinerada como antaño, esto llevó a que Rose empezara a trabajar. Pero también ocurrió un accidente un año atrás entre John y Sarah que dejó a la niña especialmente afectada y acentuó los problemas de la familia. Ahora Sarah va a una escuela para niños especiales, sus padres no saben cómo tratarla y parece que únicamente se entiende con su hermana mayor. Pero también empiezan a pasar cosas raras en el pueblo, cosas que involucran a los niños y parecen ocurrir en Punta Conger.
No debería contar más sobre la historia porque es mejor descubrirla junto a los personajes. Así que hablemos un poco de éstos. A lo largo del libro iremos conociendo a los Conger a fondo, desde John con su trabajo en el periódico, la culpa de lo que pasó con Sarah que no recuerda muy bien, su problema con la bebida y la relación tensa con su esposa. Pasando por Rose que se colgó la economía familiar al hombro y se concentra en vender casas en el pueblo y hacer otros planes inmobiliarios, más la preocupación por el estado de su hija menor y su relación marital con John que es cada vez peor. Elizabeth es super madura y tranquila, seria y responsable y se encarga de cuidar a su hermana con amor y paciencia, es la única que la trata de forma normal y no se frustra con su estado. Sarah, desde lo que pasó el año anterior, entró en un estado de ensimismamiento, dejó de hablar y la mayoría del tiempo parece perdida en la nada.
Como la narración sigue a los diferentes personajes vamos conociendo todas las partes de la historia, sobre todo en las cuestiones raras y feas que empiezan a pasar, que impresionan y espantan un poco y nos dan bastante impotencia también. También me gustan los diferentes temas que toca la historia: alcoholismo, problemas maritales, maldiciones, trastornos mentales.
Los fantasmas de los Conger están muy presentes y ellos lo ignoran totalmente. Los adultos están tan metidos en sus dramas y problemas que no tienen ni idea de lo que pasa a su alrededor o a sus propios hijos y cuando las cosas se ponen feas empiezan a reaccionar. Pero son los niños los grandes protagonistas de esta historia, lo que vuelve todo más creepy e impresionante. Y el final me sigue traumando con solo una frase y todo lo que implica.
Dejad a los niños es una lectura atrapante, con algunas escenas fuertes y un poco creepys. Las cosas que empiezan a pasar en Port Arbello nos ponen los pelos de punta y nos espantan un poco, a la vez que nos dan bronca, pero si son como yo quedarán traumaditos y nunca olvidarán este libro.